miércoles, 31 de octubre de 2012

Un Futuro en mi Presencia.


Un Futuro en mi Presencia.
Esa noche había despertado 3:47 AM con algo de sed y hambre.
Baje bruscamente de mi cama y me dirigí hacia la cocina, de espaldas al sillón caminé hacia la heladera y saqué un vaso, serví el jugo en él y cuando me quise dar cuenta ya se me había acabado.
Al  terminar me di vuelta como para ir a mi habitación y en el sillón vi una especie de bulto, un ente que hacia un sonido parecido al de un respiro, o a un ronquido, entre la oscuridad y su posición no podía ver que era, en eso escuche un sonido parecido a un zumbido, era una vibración; “eso” que al parecer estaba dormido, despertó y saco de su bolsillo un celular, al encenderlo le logre ver la cara, era una persona, esa cara ya la había visto antes, me hizo sentir frente a una especie de espejo; sí, esa persona era yo, me estaba viendo a mí mismo.
En ese momento me acerqué hacia él, miré el celular y el mensaje era de un número desconocido, decía “ahora.”.
Tardé en comprender que él no me veía, ya que yo me movía cerca y él observaba el celular, como tratando de entenderlo o de descifrar alguna clase de mensaje.
Decidí ir al baño; cuando Salí de allí esa persona estaba parada en frente de la puerta, yo me asuste y Salí de allí, el entro hizo sus necesidades y salió detrás de mí.
Después de eso todo parecía normal, las habitaciones y la casa en general.
Pensé que era una especie de sueño, o tal vez una ilusión, hasta que me chocó y sintió algo de miedo, me sentí un “fantasma”; el clima templado se volvía helado y su respiración se tornaba cada vez más rápida y forzada.
Luego de un rato salí afuera, observe el barrio, todo parecía tranquilo, pero había algo que todavía me inquietaba.
Volví hacia mi casa, subí a mi cama y volví a dormir, tardé en dormirme, pero cuando lo logre caí en un profundo sueño.
Era algo así como un jardín, habían flores muertas por todos lados; vi al final de un sendero, una chica sentada bajo un árbol con un teclado; ella resplandecía mientras hacía sonar ese teclado iluminado.
Después de observar un tiempo me acerque y me senté cerca de ella; al escuchar su teclado le toque el hombro y desapareció.
El cielo se torno de un color oscuro, llovía y el cielo tronaba y se veían relámpagos.
Luego de correr por unos minutos encontré una casa donde podía quedarme hasta que pasara la lluvia.
En esa casa me vi a mi otra vez, esta vez estaba tocando la guitarra, sentado en el piso, entre centenas de hojas de papel, escritas en pluma y lápiz.
Estas hojas parecían tener escritas canciones, habían palabras y las acompañaban una serie de notas.
Hubo una de las letras de las “canciones” que me llamo mucho la atención, creo que hablaba de algo así como un jardín de los recuerdos.
Me lleve esa hoja y fui hacia un monte en medio del bosque, escalé y en la cima prendí fuego la canción y la lancé por los aires; yo veía como esta hoja volaba hacia el lago, o por lo menos lo que quedaba de ella.
Al tiempo volví a ver a la chica con el teclado, solo que esta vez tocaba una canción no tan movida y cuando me acerqué a escuchar, el teclado explotó y todo se tiñó de rojo. En ese momento vi una extraña luz, no la había visto nunca antes. Desperté. Sí, había muerto en mi sueño.
Me levante, me peine y prendí el televisor como de costumbre todos los sábados.
Estaba en un canal de noticias y decía que un bosque se había incendiado y habían muerto dos personas una de ellas era una chica, el otro un varón.
De inmediato lo asocie con mi sueño, fui corriendo hasta mi cuarto y luego agarre mi guitarra traté de recordar las notas de la canción del sueño, me di cuenta que era una sucesión de notas menores, al tocarla me sonaba un poco triste, al ponerle letra tomó algo de forma.
Quedé dormido devuelta, esta vez en el sueño no había nada, era absolutamente desierto, todo blanco; excepto por algo, era una mesa y arriba de ella había una nota que decía “ahora.”, comprendí que cada vez que esta nota aparecía algo pasaba.
Volví a despertar y fui al centro de mi ciudad donde me esperaban unos amigos.
Al llegar uno de ellos me dijo:- “te ves raro.”. –“tengo mucho sueño.”- le conteste.
Seguí una tarde normal y tranquila; llegue a mi casa, mire al sillón y ahí estaba yo, sí, otra vez yo.
Esta vez me miró y con una voz quebrada me dijo:-“Hasta acá llego esto”.
Saltó del sillón del sillón y me tiró un cuchillo; vi mi vida ante mí; el filo del cuchillo reflejaba mi cara de asombro.
Me sentí raro, me desmayé y me llevaron al hospital, allí desperté y conté todo a un psicólogo de apoyo.
El psicólogo me dijo que no estaba loco, solo había una parte de mi que no estaba de acuerdo con mis acciones.
También me dijo que ese yo que veía podían ser mis acciones a futuro, no las podía cambiar pero si podía cambiar mi persona; a pesar de que él era una ilusión la gente podía sentir que él estaba sin saber que era.
Dos años más tarde me mude a otra casa, al bajar el sillón me vi por última vez parado en la puerta, ese “yo” la abrió y mi papá desde el camión le gritó “¡Gracias!”; él rió y se metió a la casa.
Sí, mi papá ya no me veía, ese sillón ya no existía; ese “otro yo” se había apoderado de mi vida, mi familia y mis amigos.
Esas que en algún momento fueron mis acciones a futuro, ya me habían robado mi lugar y ese era el “ahora.” De la canción, el mensaje y la nota, no viví el tiempo como lo esperé pero una vez que llegó mi hora, no podía volver atrás.