martes, 18 de junio de 2013

Estaciones.

Comenzó su locura un viernes 13, era 13 de Noviembre, su cumpleaños...
Sus amigos y su gente habían ido a visitarlo, él con tan solo 17 años ya había tomado su decisión. Con su corta edad tenía dibujado en su mente un perfecto plan, y ¿quién sospecharía de él? Nadie... Y en efecto, así fue.
Comenzó su día, se levantó y tenía que ir al colegio, se cambió y no encontraba su corbata, así que tuvo que mandarle un mensaje a un amigo para que le preste alguna suya. Desayunó y fue a la parada de colectivos, estaba llegando a la misma y ve al colectivo pasar. Lo corrió por tres cuadras, pero no lo logró alcanzar. Estuvo otros 10 minutos esperando al siguiente colectivo, cuando este llegó subió y se sentó en su lugar favorito, ya que el colectivo venía casi vacío. En un momento el colectivo paró y se subió un grupo de ancianos, ocuparon todos los asientos, así que él le tuvo que dejar su espacio a uno de ellos, lo que causó que él vaya parado los cuarenta minutos restantes de viaje.
Llegó al colegio, corrió hacia la entrada porque estaba llegando tarde... Entró a la institución y ve a sus compañeros corriendo y gritando "¡No hay clases!", todo su esfuerzo fue una pérdida de tiempo. Volvió a su casa.
Entrando a su casa gritó "Papá! Mamá!", nadie en la casa excepto él y su cabeza. Era el momento perfecto para inventar su plan, le hacía falta una lapicera y un papel, el tiempo le sobraba...

                                                         1º Estación.
Llegando las 3 de la tarde del mismo día, ya todo preparado, entraron a la casa sus familiares, lo saludaron y el recibió los regalos, en ese momento se llevó a su primo con el que tenía mayor confianza a su habitación y le contó lo que iba a hacer, entre los susurros un grito de su primo sobresaltó el clima tranquilo, "¡Estás loco! ¿Cómo se te ocurre hacer algo así?", en ese momento todas las personas de la familia lo miraron y se preocuparon un poco, pero nada demasiado importante... El cumpleaños podía seguir.
Todos notaban que el primo estaba medio nervioso, prestando atención al próximo que iba a entrar. Comenzaron a llegar amigos, conocidos y hasta un par de personas que no le caían bien. Entró a la casa un compañero de su aula, él lo odiaba, pero su compañero no lo sabía. "Fue él el que me hizo la vida imposible toda la primaria y secundaria. Llegó su fecha de caducado.", le dijo a su primo y se levantó de su asiento a saludarlo.
Cuando ya se hizo la noche, sacó afuera al chico, lo arrinconó en donde nadie los podía ver y le dijo al oído "primer paso: lo llevo al rincón con mi navaja en la mano. Segundo paso: insertar la navaja y girar. Tercer paso: esconder el cadáver.", antes de que pudiera gritar ya estaba muerto, enterrado abajo de la cucha del perro.
Esta vez nadie sospechó nada, todo iba de maravilla y de acuerdo al plan.
                                                       2º Estación.
Llegando las 3AM, lo que empezó siendo un cumpleaños "familiar" o entre amigos se convirtió en una fiesta, la música, las luces, era el escenario perfecto, era como él lo había imaginado, o mejor aún.
De a poco iban desapareciendo las huellas de una muerte sin retroceso, y la gente bailaba como si nada hubiera pasado, sería porque nadie lo sabía. En el medio de todos estaba él y corrió hacia la cocina, donde nadie lo veía y estaba alguien a quién él no conocía, podía hacerlo desaparecer de la forma que él quisiera.
Lo tomó del brazo y lo llevó al ante baño, llegado al lugar cerró la puerta, encendió las luces e hizo que se mirara al espejo. Le comenzó a decir al oído "Ese hombre te odia...", de pronto apuntó su dedo hacia el espejo y prosiguió diciendo "... Y espera lo peor de vos, al igual que tantos otros, no veo el por qué no dejarte ir.", el chico gritó pidiéndole y suplicándole que pare, pero él volvió su voz a su oído y dijo "Primer paso: hacer que abra su boca. Segundo paso: sujetar su lengua con una pinza y sacarla hacia afuera. Tercer paso: hacer que él mismo se muerda la lengua.", cuando lo hizo el chico cayó al suelo y en el lugar comenzó a desangrarse hasta morir. No sentía culpa alguna, él ya no veía.

                                                         3º Estación.
Bajó por las escaleras, las personas iban cayendo una por una detrás de su plan, él seguía contando sus 4 estaciones por sobre todo su alrededor.
Buscó entre todos a aquella persona que de alguna manera lo había matado, era ese chico que le había "robado" su novia y disfrazado de amigo lo azotaba por la espalda.
Lo encontró y al saludarlo le dio un abrazo, demostraba una especie de cariño, parecía tenerle afecto, pero era todo mentira, era solo euforia bajo un traje de empresario.
Tomó su brazo y lo llevo a su habitación, a la más grande de toda la casa. Cerró la puerta con llave y dijo "Ya tengo todo preparado, soy el único que tiene esta llave. Amigo... Nos perdieron.", aquel chico no lograba entender qué era lo que estaba pasando, pero se veía venir sobre la mesa las peores cartas.
Lo golpeó hasta hacer que se desmaye, cuando lo hizo tomó una bolsa y la puso sobre su cabeza, la ató alrededor de ella con un hilo y sumergió su cabeza en un balde de agua. No volvió a despertar.
No hizo mas que mover un dedo como señal de despedida, esta vez no volvía.
"Primer paso: golpear el cuerpo. Segundo paso: dejarlo sin aire. Tercer paso: ahogar por completo sus neuronas y pulmones.

                                                         4º Estación.
Él se sentó al lado del cuerpo sin vida y se puso a pensar que más quedaba por hacer en esa casa, pensaba en las personas que amaba y que lo amaban. Pensaba en su primo que no iba a tener un oído para poder ser escuchado.
Pensó también en las personas a las cuales había asesinado y lo que habrían pensado de él...
Agarró un libro de poemas, comenzó a leerlo, por la página número cinco, había un poema que trataba sobre la muerte, lo hizo reflexionar. Este poema contaba lo que se sentiría morir, lo que tantos anhelaban, y él veía en cada estación.
Había visto ya ojos negros, cuerpos sangrando, las vidas caían cuando su mano las tocaba, no era bienvenido. Decidió terminar con todo, tomó una cuerda y comenzó a hacer nudos, luego de un rato la colgó en el techo, puso una silla debajo de ella y se sentó en el piso otra vez. Tomó el libro entre sus manos, abrió una página cualquiera, la arrancó y se pinchó el dedo con una aguja. Con su propia sangre escribió a lo largo de toda la hoja "Cuarta Estación.".
Se paró sobre la silla, colocó la cuerda alrededor de su cuello y empujó la silla con sus pies...
La página sobre la que había escrito tenía impreso un poema, este era sobre un hombre que había dejado ir todo a través de un suicidio...

jueves, 13 de junio de 2013

Metáforas perdidas.

Pintó el suelo de cansancio y las cadenas llenas de sangre arrastraban por el mismo dejando marcas de sudor. Su nueva era comenzó y el mundo se destruyó.
¿Cuántas veces el habrá escuchado el "No te alejes para no perderte" de su mamá? Pero sin embargo, teniendo su ayuda y compañía, la dejó ir como si fuese un alma mas en pena. Hijos del rigor fueron dignos de la tarea dada, a la fuerza y en su mente ellos martillaban y así intentaban crear su propia pirámide, ¿En el sarcófago? Su Vida, y en lo profundo de la misma los oscuros pensamientos plasmados en hojas color otoño.
Se opaca de a poco el invierno en el cuál aquella tarde se secó como una foto, y su jean se pintaba de un blanco frío, de un blanco nieve, esa nieve que él no pudo volver a ver. Y caminaba para el lado contrario cuando se encontró con sus sueños pintados de sangre en un contenedor de basura para reciclar. ¿Se podían volver a armar? Eso él nunca lo entendió.
Comenzó a viajar a través de su mente, se sacó los zapatos y podía volar, en su espalda alas le faltaban, aun que el aire tocaba su cara y el pelo la golpeaba como si fuera un látigo en las espaldas de varios esclavos. La gente lo miraba con electricidad en sus ojos, pero a pesar de ser diferente el siguió su camino y cada vez que vio un obstáculo peor que el anterior lo pudo romper como a la tierra seca entre sus manos.
El polvo después de una guerra de miradas, las palabras en el aire después de una discusión entre dos, la cascada de suspiros después de verse mal entre los dos. El saber que ya todo terminó fue lo que rompió su corazón y quebranto sus dientes en un abrir y cerrar la boca. Las palabras corrían entre distintos laberintos, e intentaban esquivar balas, pero algunas no lo lograban.
Su mente estaba lastimada, y se agravaba con cada puñetazo en su sien. Los gases inspiraban malos recuerdos y estos mataban a los pocos buenos que quedaban.
Metáforas matan palabras, lo que algunos no pueden explicar otros lo pueden pintar, lo que logró hacer llorar a él, pudo haber hecho sonreír a varios mas, no todos somos iguales, pero todos tenemos un final.

martes, 11 de junio de 2013

No te asustes, solo soy alguien mas que quiere hacerte compañía, tal vez un amigo desconocido o tan solo un compañero del otro lado de la pantalla.

Cementerio de Pájaros~


Sus alas en libertad revoloteando sobre un cielo azul que intenta parecer un mar de sueños, pero termina siendo un cementerio de pájaros. Las balas vuelan atravesando cada estómago, cada cabeza, cada ala, cada corazón del animal sin poder defender su cuerpo.

Su alma cae al suelo en cámara lenta, mientras su cuerpo aún la acompaña. La agonía es su único amigo en el momento, lo único que está deseando es estrellarse contra el suelo y poder volar otra vez, tal vez sanar.

Las libélulas vuelan cerca de él y él ve su mundo girar cada vez más lento y oscuro. Se despluma casi por completo y el tiempo sigue pasando, mientras él sigue su camino, el cementerio de pájaros se va alejando.

Toca fondo, la agonía de aquél pájaro comienza a ceder espacio al placer, el placer de volver a nacer, ve una mancha blanca al final del camino, intenta volar hacia ella, nada lo detiene, excepto esa fuerza contraria a la que algunos llaman muerte. Para él fue placer, fue placer salir de ese cementerio de pájaros, fue placer caer y morir.


                                                                       Cementerio de Pájaros.