Pintó el suelo de cansancio y las cadenas llenas de sangre arrastraban por el mismo dejando marcas de sudor. Su nueva era comenzó y el mundo se destruyó.
¿Cuántas veces el habrá escuchado el "No te alejes para no perderte" de su mamá? Pero sin embargo, teniendo su ayuda y compañía, la dejó ir como si fuese un alma mas en pena. Hijos del rigor fueron dignos de la tarea dada, a la fuerza y en su mente ellos martillaban y así intentaban crear su propia pirámide, ¿En el sarcófago? Su Vida, y en lo profundo de la misma los oscuros pensamientos plasmados en hojas color otoño.
Se opaca de a poco el invierno en el cuál aquella tarde se secó como una foto, y su jean se pintaba de un blanco frío, de un blanco nieve, esa nieve que él no pudo volver a ver. Y caminaba para el lado contrario cuando se encontró con sus sueños pintados de sangre en un contenedor de basura para reciclar. ¿Se podían volver a armar? Eso él nunca lo entendió.
Comenzó a viajar a través de su mente, se sacó los zapatos y podía volar, en su espalda alas le faltaban, aun que el aire tocaba su cara y el pelo la golpeaba como si fuera un látigo en las espaldas de varios esclavos. La gente lo miraba con electricidad en sus ojos, pero a pesar de ser diferente el siguió su camino y cada vez que vio un obstáculo peor que el anterior lo pudo romper como a la tierra seca entre sus manos.
El polvo después de una guerra de miradas, las palabras en el aire después de una discusión entre dos, la cascada de suspiros después de verse mal entre los dos. El saber que ya todo terminó fue lo que rompió su corazón y quebranto sus dientes en un abrir y cerrar la boca. Las palabras corrían entre distintos laberintos, e intentaban esquivar balas, pero algunas no lo lograban.
Su mente estaba lastimada, y se agravaba con cada puñetazo en su sien. Los gases inspiraban malos recuerdos y estos mataban a los pocos buenos que quedaban.
Metáforas matan palabras, lo que algunos no pueden explicar otros lo pueden pintar, lo que logró hacer llorar a él, pudo haber hecho sonreír a varios mas, no todos somos iguales, pero todos tenemos un final.
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