lunes, 9 de diciembre de 2013

Ayrton no te ahogues

Hoy te vi salir de la puerta de tu casa, en el lado oeste de tu ciudad, te vi caminar por toda una avenida plagada de autos, te vi seguir y no parar. Hoy le das el pie a lo que estoy por escribir. Hoy no naciste otra vez, solo comenzaste a ahogarte. ¿Cuántas veces miré, miraste, las olas? imposible contarlas, ¿no? Imaginate vivir entre ellas, sería aún mas imposible poder respirarlas, las burbujas subirían y en su flote explotarían con un ligero sonido de mar. Tu respiración sería profunda y a la vez inservible, pero incansable, como la de un buen luchador. Comenzarías a hundirte y los peces rozarían tu cara con esa asquerosa saliva que los rodea, las personas que podrías ver junto a vos no serían muchas, pero serían "aquellas". ¿Te gustaría desaparecer como un "nadie"? Tenes bastante claro que no lo sos, pero quiero suponer que no pretendes irte como uno. No podrías. ¿A dónde van a quedar las hojas, el teclado gastado de tanto pensamiento? Hoy veo que tenes pensado dirigirte, por sobre las piedras, hacia donde la marea tape la tierra, y caminar, y caminar, y volverlo a hacer sin cansarte, hasta el punto en donde quede solo tu cara sobre el agua, como una pelota que flota a la deriva, y luego de eso tan solo hundir tu cabeza e intentar inhalar el poco oxígeno del agua. Cuando este se termine vas a caer en un sueño, en una pesadilla eterna de la cual no vas a poder salir. Vas a saltar desde un precipicio y caer sobre tus propias palabras, sobre tus propias letras de borrador. Tu cabeza bajo tierra, tu mente sobre el mar, si es que no se la lleva el viento. Estas recibiendo agua... Agua en tus pulmones y eso no te esta gustando, para nada. Cae, levantate, sigue. - La mente quedó en blanco y, repito, tu pulso se dejó de sentir.

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