martes, 7 de enero de 2014

Mañana por la noche.

Estuve sentado a su lado por 2 horas, él estaba acostado en su cama, con una botella de Vodka en la mano derecha y en la izquierda los cigarrillos. Tomó su primer cigarrillo y me pidió que se lo prenda, prendí un fósforo y lo acerqué al tabaco, dio un par de pitadas y comenzó a quemar su vicio. Luego alzó la botella y se humedeció los labios, me dijo algo a lo que no le preste atención, era algo sobre la graduación del alcohol de la bebida, y después tomó un trago largo. Le dije "Voy a venir mas seguido, seguramente mañana por la noche" y logré escuchar su risa entrecortada y había empezado a tener hipo.
Creo que iba por el cigarrillo número 18 cuando se durmió y su botella ya estaba por la cola cuando explotó contra el piso.
Yo le dije que lo iba a seguir por mas que se durmiera y parara en un sueño super extraño, de todas formas el no me creyó, así que tuve que hacer que lo vea el mismo.
Aparecí en un bosque... Si, un bosque, pero tenía algunos árboles talados y se podían ver a los animales juguetear por todos lados. Había uno de esos leñadores que aparecen en las peliculas yankees, un tipo robusto, con pelo colorado y largo, atado con una colita atrás, barba "candado" y bastante larga pero cuidada, una camisa roja a cuadros arremangada hasta los codos, un jean negro medio gastado, unas botas y, por su puesto, un hacha en la mano. Este estaba talando los árboles caídos, cabe destacar que los árboles talados eran dos o tres y en el bosque habían millones de árboles buenos.
Lo busqué por todos lados, hasta que lo encontré jugando con un par de conejos y por su puesto, con su botella de vodka en la mano, parecía que en todos lugares en donde apoyaba su pie se llenaba de flores y césped verde.
Me dio un "no se que" acercarme a él, se lo veía feliz entre la naturaleza, pero tendría que ir en algún momento de todas formas, así que me acerque y le dije "Hola, vengo a hacer mi trabajo, me presento. Soy l..." No pude decir nada porque me interrumpió diciendo "Ya se quien sos, no tengo miedo" y se paró. "Marchitaste mis plantas" me dijo y las pisoteó, "Perdón, no es mi intención ser fria" le dije.
-Sabes a que vine?- Pregunté.
-Supongo que a buscarme- Me dijo irónicamente.
-No sos ningún tonto, eh- Le dije y extendi mi huesuda mano como para que la tome.
-Quisiera creer que no- Me respondió y miró mi mano de una forma rara, no parecía querer tomarla.
-Bueno, dame la mano, te voy a llevar a dar un paseo- Le dije, ya que vi que no hacía nada.
-Esta bien, como digas- Y me dio la mano.
Desaparecimos en el espacio y aparecimos al frente de una puerta, era de madera, con dibujos y formas antiguas. Estaba rayada, con crayones y marcadores, la toqué y apenas lo hice se abrió. Habían unas escaleras por donde él subió apenas entramos, parecía conocer el lugar. Me tomó fuerte la mano y comenzó a subir con entusiasmo, me gritó "¡Qué hermoso lugar!, ¿Me quedo a vivir acá?", a lo que sufrí contestar "No, estamos de paso".
Terminamos de subir todas las escaleras y había una puerta gigante, la intentó abrir de muchas formas, hasta que le dije con algo de gracia y una leve risa "Permiso, tengo la llave.", me miró, me sonrió y se hizo a un lado. Cuando abrí la puerta oí su susurro diciendo "Gracias por venirme a buscar, siempre había anhelado este lugar...".
No había sido un sueño, sino una verdad, le había prometido llevarlo y por mas que me costó decidir el "¿Cómo?" Lo pude hacer de la mejor manera... Sin querer, pero matandolo.

Todo se habia olvidado en un "Mañana por la noche."

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