lunes, 27 de enero de 2014

Hitman.

Empecé a dar mis primeros pasos de tu mano, zapatitos de lana y un pijamita entero, de esos que aparecían en los dibujitos de Disney. Crecí de manera que llegué a tocar el cielo con mi ego, los pasos eran largos y si podía pisar a alguien... Lo hacía, no había nadie más que yo. Fui una persona que no sabía qué hacer cuando el tiempo definitivamente no estaba en su
contra, pero sin embargo viajé a través de túneles infinitos mal gastando el tiempo en canciones que se fueron con el viento. Fui también un raro más que aparecía en una plaza, pero no había persona alguna que me conociera. Yendo un poco hacia atrás, fui también ese típico nene que era callado, el "peladito" ese que no se sentaba con nadie y tenía solo uno o dos amigos en la primaria. Empecé a buscar lo que me gustaba, el arte, la música, dibujar,
escribir y hasta leer. 
Desde hace tiempo vengo pensando esta historia y nunca me
animé a escribirla, pero hoy siento que él nació en mi. "Buenos días, soy Martín, tengo 15 años y esta es mi exposición.", así presentaba su pintura este muchacho, su primer pintura. Teniendo en cuenta que era un chico que solía estar deprimido la mayor parte del tiempo y encerrado en él mismo, era una muy buena pintura.

 Se podía observar en ella un bosque, con una persona entre los árboles, que si te fijabas bien
tenía una soga en una mano y en la otra una pistola, y parecía estar dudando "cuál de los dos caminos era más corto". El chico fue creciendo y su pintura fue cobrando valor, ya que era su primer "bosquejo" y ahora era ya alguien "reconocido" por la sociedad. Fueron cada vez mas lúgubres sus pinturas, hasta una que hacía que la propia conciencia se detuviera a
admirarla, estaban plasmadas en el lienzo tres personas, un hombre pintando, otro hombre señalándolo y con dinero en su mano y el tercero con un arma en su mano y recibiendo el dinero, dándose a entender que era un asesino a sueldo, un "hitman". Lo que él no sabía era que algo parecido estaba pasando afuera. Su familia era una familia dentro de todo pobre, cuando era chico hacia cualquier cosa por llevar algo de comida a la casa, desde pedir o robar hasta matar por un pedazo de pan. Mató gente alta en la sociedad, atentó a las leyes,
pero qué decir... No tenía más que un pincel para ser feliz, le hacía falta algo de comer.

 -Me voy a meter en el personaje, así entienden mejor todo.-

La vi sobre el escenario, sus ojos brillaban como ningunos, su voz producía un eco hermoso, como su cara, parecía hacerme bien el escucharla, mientras dictaba esas líneas del libreto, poco a poco, bajo ese telón color rojo. Sostenía mi mundo con sus pequeños gestos en aquella obra, lo único que quería era verla bajar y saludarla, tal vez conocerla y algo más. Mi
voz se quebraba al hablar con alguien sobre aquella princesa que estaba por bajar de su altar, mi probable futuro no estaba tan lejos, solo a unos pasos en ese mismo teatro... 
Terminó la obra, la gente se acercaba a ella a sacarse fotos y pedir autógrafos, así que preferí no molestar y la esperé. Cuando el teatro ya estaba casi vacío, caminé hacia ella y le pregunté "¿Te molestaría salir hoy? Tal vez a tomar a algo y conversar..." Estuve unos segundos esperando con ansias la respuesta hasta que me dijo "Si, no hay problema, ¿en dónde y a qué hora?", a lo que, con una sonrisa de oreja a oreja, le contesté "A las 9 nos encontramos en la plaza de enfrente?", me respondió bastante feliz "bueno, nos vemos.", se dio media vuelta y se fue, por unos minutos fui la persona mas feliz del mundo... Pero no siempre todo culmina como empieza.

Esperé 5 minutos en la plaza y llegó, «bastante puntual», pensé yo. Se acercó y me dijo "Hola.", le contesté "Estás muy linda.", un "Gracias" surgió de su boca y los perros de la plaza miraban como embobados nuestras caras. Parecía que el paraíso estaba sobre nosotros, la noche recién empezaba... Entramos al restaurant y entre una que otra risa cada detalle de nuestra forma de ser se iba presentando ante la mesa. Mientras comíamos esa comida preparada por los Dioses, modulábamos cosas que dudo que tuvieran algún sentido. Terminamos de cenar y mientras esperábamos la cuenta nuestras miradas se unían en el punto del medio de esa mesa en forma circular, y nuestras voces chocaban mientras producían un sonido armonioso. Cuando salimos del restaurant su mano y la mía se tocaron, nuestros ojos se cruzaron y sonrisas nacían en nuestros rostros. Del cielo caían algunas gotas, pero eran pocas y pequeñas, era más una llovizna, solo alcanzaba a mojar nuestros cabellos. La noche era "joven" todavía nos quedaban un par de horas para pasear y conocernos. Fuimos a la plaza de el centro de la ciudad, estaba repleta de gente haciendo cosas para ganar algunas monedas. Los niños corrían y nosotros fuimos a sentarnos a unos bancos que estaban bajo un par de árboles. Mientras observábamos a las personas felices y las ultimas palomas del día comiendo pedacitos de pan, nos tomamos las manos y me sentí como nunca antes. Su presencia me hacía bien y quería que lo siga haciendo.

Pasó todo un mes y las cosas iban perfectas, yo la quería muchísimo y ella a mi también, me lo hacía saber a cada rato. Así que le pedí que sea mi novia y ella feliz aceptó... Pasaron los meses, las peleas no faltaban, pero eran pocas y no muy importantes. Su cielo se unía al mío y el mundo se volvía nosotros, llegando al año y medio comenzaron las peleas, creo que no la traté tan bien como pude haberlo hecho, pero aún así ella no hacía nada y yo, aunque no quisiera la seguía lastimando.

Un día decidimos ir al teatro, nos quedamos ahí hasta las 3 AM y nos dormimos... Cuando nos quisimos dar cuenta eran las 3:30 AM, las luces de todo el teatro estaban apagadas y los ruidos eran muy mínimos, se oía el viento de afuera y nuestros respiros. Ella asustada, me abrazaba y yo intentando hacerme el valiente e intentando arreglar las cosas le dije "Mientras esté yo nada te va a pasar.", apenas lo termine de decir escuché un susurro diciendo "¿Cuál de los dos caminos es más corto?" Y otro consecutivo "Por la derecha."

 Tuve muchísimo miedo y cerré los ojos automáticamente, sentí que ella me soltó la mano y
comenzó a gritar fuertísimo, pero mientras más pasaba el tiempo, mas lejos estaba el sonido. Sentí un culatazo en la cabeza y acá me desperté.

 Ahora estoy en una habitación llena de armas escribiendo mi "testamento", después de
varias cosas que tuve que contestarles a estos tipos y perdonen, pero si ellos son los asesinos a sueldo que dibujé yo... No creí que fuera tanta la pesadilla. 


"En tanto a mi amor, sea donde estés, a donde te hayan llevado, perdón. Te am..."

-Vuelvo al narrador.-

Le dispararon en la frente antes de terminar de escribir lo más importante y su pintura desapareció junto a su muerte.

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