Sublime el frío que los
mantenía abrazados bajo aquel tapado de piel, la lluvia sobre la tierra húmeda
y el asfalto mojado los incitaba estar abrazados, como si de eso dependiera su
vida, sentados en un viejo sofá color marrón, mirando la ventana, observando
este frío como si fuese un espectáculo, la gente pasaba buscando refugio en sus
abrigos, intentando huir del cielo pintado de gris.
El televisor siempre estaba encendido pero se
trataba de un sonido ambiental para no sentir el silencio, aquel tapado de piel
se había vuelto su mundo, no había nadie más que ellos en él. No existía nadie
en el mundo más que ellos dos, entonces sus labios se tocaron y como por arte
de magia esa noche teñida de invierno tomo calor.
Fue una noche gris que de repente se tiñe de
algún color, tal vez pudiese pintarla magenta, tal vez cyan, pero era tan
anormal que debo decir que cuando de amor se trata hay que tratar de amar sin
fijarse en nada más.
Celeste se volvió su cielo por primera vez,
aunque por fuera seguía gris, cambio el escenario ante sus ojos, ahora ya en la
habitación, un colchón reposando en el suelo y nada más que ese estúpido tapado
de piel que los había visto amarse por primera vez, era su único espectador de
lo que podría pasar entre ellos, entre los latidos de sus corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario