Pasan las horas y yo sigo esclavo de los llantos del ayer, pensando en un mañana sin zapatos caminando por las brazas. Estiro los dedos para alcanzar el control de la televisión, sentado en el sofá, la vagancia me gana, esta noche creo que voy a dormir acá.
Me vuelve loco el estar atado al piso, a un piso de mentiras y locuras, me hace mal ver el futuro de una manera tan pesimista, pero no puedo hacer mas, eso es lo que se hacer.
Mis únicas armas son el lápiz y el papel cada historia escrita un intento de evasión de la realidad, un intento de escapar hacia otro lugar, el estar encerrado en mi mente me hace bien, no estoy solo estoy con los demás.
No pongo fin a algunas cosas, porque son seguramente las que me hacen bien, las que me sacan del lugar en el que no quiero estar, tal vez una mano y una soga antes de caer. Me mantengo sujetado de la red, porque se que no la van a dejar caer. Mantengo los pies sobre la tierra, o al menos eso intento, hasta el momento en que mi mente me permite volar... Y cuando llega ese momento aprovecho el cielo y el espacio para poder planear a gusto por donde necesite o quiera estar, tal vez sobre un cohete espacial, o tal vez tan solo necesite sentarme en una estrella a observar y pensar un poco sobre lo sucedido y lo ya hecho.
En verdad no me importa hacer las cosas mal, prefiero arreglarlas antes de dejarlas como están. Después de varias veces de intentar, vuelvo a hacerlo y vuelvo a fallar, pero se que con practica todo se puede lograr.
Mira al punto negro en esa pared blanca, es lo único de otro color en toda la habitación, ¿No es cierto?, ese tal vez sos vos, o tal vez solo una niña sentada en un bosque de álamos ahora imaginate que vos sos esa niña, tendrías miedo, ¿No?, así me puedo estar sintiendo yo en este momento, con miedo.
Ahora que logré hacerte entender esto me despido.
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