miércoles, 28 de agosto de 2013

Muerte por muerte.


Cada mirada, cada palabra, cada saludo, cada abrazo, cada beso, cada "Te amo", cada momento, cada recuerdo... ¿Está pasando ésto realmente?

Dudaba que esto fuera un sueño, pero por las dudas me pellizqué la mano derecha, con la que escribo; ahora tengo mis uñas marcadas, tras habérmela quebrado hace un par de días. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Se acerca tu miedo, no lo tomes, sigue, el camino se estrecha y estas cerca, cada vez mas cerca... Mis manos dejaron de sangrar, mis pies... Mis pies, no puedo sentirlos, mejor no pensar en ellos.

Mis cuerdas vocales se rasgan intentando un grito agudo que termina en una nota muda, la agonía de mi corazón rompe el flujo de la corriente en este río que brota de mis ojos. Trato de no sentir lo que lastima, dicen que atormenta, que enloquece, que hasta el mas misero pensamiento mata cada neurona con un poco mas de dolor.

Tomé una soga con mi única mano hábil, y comencé a hacer un nudo que resistiria el peso de mi propio cuerpo flotando sobre el aire. Este viaje debo seguirlo solo. Mi hoy es largo, cansador, interminable. Colgué una bolsa con todos tus recuerdos a la derecha de la soga que pendía del techo e intentando imaginar tu cara corte cada cuerda vocal llorandote y proclamando mi amor hacia tu nombre. Me paro, otra vez levanto la vista, cuanto me cuesta, solo veo... Mejor sigo.

Acerqué un banco de madera hacia el altar de tus recuerdos y comencé a gritarle a las paredes tu nombre y las ganas de volver a acariciar tu cara y tu pelo. Tocaste mi corazón con un crujido de maderas en el ático en el cual estaba recostado y te volví a llorar, te volví a ver muriendo. Estoy solo. Necesito una toalla, algo que seque mis lagrimas y sangre.
Aunque siempre te sienta conmigo, por favor, dejáme alcanzarte. Una voz me agobia, quisiera saber quién de "mi" es, que tan lejos o tan cerca está; no importa, voy a tratar de sentirla como alentandome, aunque abrúma su insistencia, es tan molesta.

Otra pregúnta, ¿Cuándo fue ayer? No lo recuerdo, pero estoy seguro de que no tenía el mismo pensamiento que estoy teniendo en este momento, o hace un par de horas atrás, cuando te obligué a irte de este mundo de la peor manera y lo único que lograste decirme fue un "Yo siempre te amé, prometeme que vas a venir conmigo", y como se dice, lo prometido es deuda, mi amor. El aroma de la madera podrida de el ático me altera, intento huír de mis sentidos pero soy yo mismo el que mata cada segundo con un poco mas de dolor en mis brazos y piernas. El cuchillo, ya empapado de un bordó espeso, mis piernas muertas por fuera y mis brazos, testigos de un asesinato a mano armada, llevan a mi corazón y mi cabeza al punto de querer estallar. No tengo explicación, esto me sigue arrastrando. Lo que sucedió hoy es inconcebible, intento comprender pero no puedo, tu sangre empapa mi vista y mis ojos hacen que me deshidrate, quiero gritar, pero solo emito un murmullo, vos observas mi angustia y solo me sonreís. Mis pasos me arrastraron hasta este lado de la vida, este viaje debo seguirlo. No lo dudo seguís a mi lado, solo voy hacia adelante.

Esto me acompaña hace horas, hace dias, no lo se, parte de esto me confunde, no lo entiendo.

Coloqué el pié derecho sobre el banco y sin siquiera pensarlo, el izquierdo subio por su cuenta, tomé la soga y la puse al rededor de mi cuello, me sentía un perro encadenado, un caballo destinado a las carreras que no podía correr. Pero de algúna manera lo había empezado y de la misma forma lo iba a terminar.

Ya listo para viajar hacia donde vos estabas pateé con ligereza el banco y floté a unos 30 centímetros del suelo, como una aguja pendiendo de un hilo de coser. Te ví detrás de un manto blanco. Fuí a tu encuentro, se acabó mi sufrimiento, no es tan oscuro.

La tenue luz de lo que parece noche me permite verte, no te quedes, estas cerca de lo que deseaste, nuestra "promesa".


      Camila Antiqueo-Memories garden.

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