Corro, corro por el bosque, me pierdo entre el raro color verde grisáceo de las hojas, supongo que es un pinar, arboles muy altos, y los ruidos... Los ruidos no están, es todo tan silencioso y muy calmo para ser la realidad, pero sin embargo lo es.
"Estoy desesperado por algo que no está pasando, ¿me estaré volviendo loco? No lo creo, tal vez solo necesito descansar, analizando que no duermo hace un par de días...
Esta noche voy a dormir bajo algún árbol, ya que no me molestaría nadie en este bosque , y si tengo suerte, tal vez mañana despierte." , fue lo que escribí aquella noche, en aquel... No recuerdo bien, creo que era un cuaderno de matemáticas que ya no usaba. Por si les interesa, aunque creo que es algo obvio, aquella mañana desperté...
Pasé días en ese bosque intentando comer lo que fuese, hasta que encontré el lugar en donde estoy ahora, es algo así como una cueva, una cueva oscura, húmeda, y algo calurosa.
Usaba aquel cuaderno para dibujar lo que veía, arboles, animales, personas... Lo que me parecía raro es que ellos nunca me veían, solo pasaban corriendo, como sombras a la lejanía, los niños corrían, se reían y yo sentado al lado de los arboles mirándolos, aunque ellos no se dieran cuenta de mi presencia.
"Sus brazos vuelan por los aires, esperan el grito de sus amigos tratando de alcanzarlos. Corren desaforados están tramando algo, lo sé, solo espero que ese "algo" no sea contra mi, aunque creo que en este caso que no me vean es una ventaja bastante grande...", continué escribiendo en mi cuaderno. Imaginaba todo lo que podía e intentaba dibujarlo, pero esto era enserio, corrían a mi alrededor y sentía sus pisadas cerca mío.
Me unía con la propia naturaleza, parecía tener algún poder para mimetizarme con ella, como ya dije antes no se daban cuenta de mi presencia. Caminar en ese bosque creo que no es la mejor solución, pero creo que en el momento me despejó un poco.
"Desde la copa de este árbol puedo ver todo, todo excepto la vida de los demás, cosa que me gusta, ya me sofocaba estar tanto tiempo junto a esos individuos que ni siquiera se si son de verdad... Voy a estallar si no vuelvo pronto a casa. Mi cuaderno es el único que me hace compañía en este momento y yo... Yo tan solo desperdicio sus hojas en esto..."
Escribía al rededor de una o dos hojas por día, escribía lo que pasaba a mi alrededor, lo que me pasaba a mi, escribía canciones, y esos niños otra vez volvían a correr.
"Estoy escribiendo una canción, se llama "Los sueños corren", mas que nada trata de aquellos niños, los tomo como sueños, porque yo los puedo creer reales, pero si nadie me da una señal no puedo saber si son la realidad o no...". Recuerdo que ese día pasé horas y horas sentado en esa roca cerca de la cueva escribiendo esa canción e intentando imaginarme esa melodía tranquila, armónica, suelta.
Ese árbol en el medio del bosque era raro, no era un pino, no un álamo no era un sauce, la verdad no se lo que era, pero habían muchas personas abrazadas a él, yo me acerqué e intenté tocarlo, cuando lo toqué todo comenzó a girar, todo se tornó oscuro y se tiñó de tristeza.
Caían las hojas como meteoritos, desplegaban la tierra de su lugar y el viento comenzaba a correr por entre los arboles dejando un rastro de ruidos agudos, como silbidos.
"Despertar es mi ultimo recurso, al final siempre todo es una mentira y aunque no quiera creerlo así, así lo es. Creo que voy a caminar, entre las lúgubres sombras de este bosque por unas horas y voy a escribir a medida que el tiempo vuele al lado mío, mientras corro de esto.", fue una de las ultimas paginas del cuaderno, sin duda no lo había aprovechado bien y fue peor al saber que después de todo... Estaba perdido en mi propia mente...
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-¡¿Me estas escuchando?!- Escuché una voz enojada y algo asustada.
Ahora estaba mirando hacia una pared y caminaba hacia ella con un papel y un palo en la mano, escuchaba que todos me decían cosas como "No hay arboles..." o algunas cosas sobre bosques...
-¡Te pregunté algo!- Volvió a decir.
-Ah, si... Creo.- Respondí confundido.
-Ahora dame esa hoja y anda a tu habitación.
-Toma.- Le dí las hojas y me acompañaron dos hombres vestidos con trajes de doctor blancos hasta una habitación que solo tenía una cama y una lampara entre rejas.
Al pasar el tiempo esa habitación se fue convirtiendo en mi vida y hoy tengo toda clase de animales acá adentro, tengo armas, tengo arboles, tengo millones de platos de comida, mozos, mucamas, amigos, lo único que no tengo es lo mas importante... El poder ver la realidad como verdaderamente es...
Vi a la gente que me rodea desaparecer por mi culpa, no quiero que mis creaciones desaparezcan como si fuesen tan solo otra hoja de papel de aquel cuaderno bordó...
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