domingo, 13 de enero de 2013

Segundos, minutos, horas...

Mi sillón y mi cama era mis únicos fuertes de inspiración solía agarrar mi guitarra, una carpeta negra que tenía con millones de hojas y me ponía a escribir, a redactar una por una las palabras de mi nueva canción.
Lograba llenar paginas enteras de palabras rayadas, porque no me gustaban, porque no quedaban bien, o simplemente por capricho, pero nunca estaba conforme con lo que hacía.
Decidí dejar de escribir porque sí y en cualquier momento, entonces desde ese momento siempre llevaba conmigo una pluma y un par de hojas, entonces cada vez que venía algo de inspiración, podía escribirlo.
La mayoría de las veces escribía después haberme despertado, lo que era bastante logico ya que estaba mas descansado y mis sueños eran buenas ideas
Después de hacer casi una carpeta llena de ideas las comencé a unir, algunas quedaban bien y las conservaba, otras no servían, entonces solo las tiraba.
Un día dos personas entraron a mi casa y robaron mi proyecto y sueño desde hace meses, crear mi propio álbum  sabía que era algo difícil pero no imposible.
Desde ese día la bronca y el miedo a perder algo que me importaba mucho se adueñaron de mi cuerpo, me volví frió  no tan sentimental como solía serlo, llegando a tal punto de no poder escribir una canción  un verso, una rima, algo que sonase bien.
Hubo muchos cambios en mi, desde vestir con varios colores a solo usar blanco, negro y gris, de estar todo el tiempo sonriente a tener que hacer "fuerza" de voluntad para sonreír  y es lo que menos me quedaba, de ser alguien "conocido", llevarme bien con todos, y hablar mucho a ser un desconocido, antisocial y tímido mas.
Creí que ya nadie me podía sacar de ahí, solo dormía, escuchaba música y comía, así todos los días de la semana.
Comencé a leer libros de quien ahora es mi escritor favorito, Edgar Allan Poe, tan solo por el hecho de que sus historias no tenían aquel típico final feliz de película, sino que , al contrario terminaban con un brusco final        algo tétrico y no tan esperado, excepto para mi que a veces esperaba un final no tan típico.
Era Jueves, Jueves 20 de Septiembre del año 2001, yo en ese momento tenía 15 años, hacía frío  ya era tarde, obviamente no me gustaba salir de noche, eran las 2 AM y me fui a dormir.
A este sueño lo recuerdo como si hubiese sido ayer, con lujo de detalles y lo suficientemente nítido como para que pudiese haber sido realidad...
Era una tarde nublada, habían pájaros negros, creo que eran cuervos, era un bosque bastante desierto y con algunos arboles secos, en esos arboles, solo en esos últimos y en el centro del bosque habían personas, había mucha gente, pero no en cualquier lugar, ni vivos, ellos colgaban de los árboles.
Pasaba el tiempo muy lento, como si las agujas hubiesen descubierto la forma de salir de sus relojes, cada segundo duraba alrededor de un minuto, se escuchaban algunos llantos y cuando todo estaba en silencio se podía escuchar el "TIC-TAC" a destiempo y sin apuro de todos los relojes de aquel raro bosque, se hacían las 8, tenía varios minutos que en ese entonces eran horas hasta las 9, decidí buscar la forma de entrar a otro mundo o... Salir de mi cuerpo.
Emprendí camino por todos los senderos del bosque hasta que llegué a uno que tenía un cartel rotozo que decía "Fin.", tomé ese camino.
Camine por un par de horas, con los pies algo cansados me senté y empecé a escuchar sonidos raros, algo así como rugidos, pero no tan comunes. Ya estaba anocheciendo.
El miedo tornaba mi cuerpo mas rápido y estoy seguro de que se podía escuchar a metros el latido de mi cansado corazón.
Me paré e intenté correr, no creo haber podido correr mas de diez metros cuando mi cuerpo se paralizó y logró tornar mi vista negra, y cuando volví a ver había alguien adelante mio.
Era una persona normal, con ojos verdes, pero no era cualquier verde, este era diferente, era un verde oscuro y cada vez tornaba más oscuro hasta quedar negro.
Este cuerpo comenzó a levitar, miré mi reloj, eran las 8:59, Creí que iba a ser todo normal, una mal sueño, una pesadilla...
Cuando se hicieron las 9 todos los relojes comenzaron a sonar, el cuerpo se abalanzó sobre mi y volví a aparecer en el medio del bosque, como la primera vez, exactamente a las 8 y supe que todo mi esfuerzo para salir de ahí fue sin sentido alguno, "Me rindo, el tiempo me ganó!" gritaba casi llorando.
Esta vez no creo despertar antes de que el tiempo me vuelva a ganar, pero voy a hacer lo posible para salir de acá antes de que Él tome mi cuerpo antes que yo...

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